miércoles, 4 de junio de 2014















El arte en todo y todo en el arte

Cruza un Colibrí como un rayo verdoso
muy brillante y con unos movimientos de gracia y exquisita velocidad;  por muy poco inenarrables de  tan inmaculados segundos que ascienden en la consciencia del que se aferra como un animal a las palabras.


Realmente el empeño del artista casi siempre está encaminado inconscientemente y en forma soterrada y dichosa a la búsqueda de su "musa"la fuente de inspiración como la piedra filosofal en aras de la perpetuidad, tan solo porque solamente se enamoró y todas aquellas formas, todo aquel arsenal de términos y teorías más o menos legibles quedan todas comprimidas en un cuerpo, en esa belleza; su belleza inspiradora, la de ella, la de su espíritu y la de su cuerpo, tan bellamente fluido y tan incomparable en el momento de comparar ese cuerpo con tu cuerpo.
Cuando la musa aparece, cierta legendaria arrogancia se disipa y aparece en su lugar, como un florecimiento la vehemencia en aquellas formas representadas.   El tacto se deleita en las sinuosidades del asombroso detalle; y como parra el talle el tacto se adhiere a la superficie al igual que un beso. Y así :sustancial y definitivo, ese hallazgo no se nombra , solo se descubre como una forma cierta. 

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