jueves, 19 de junio de 2008








Retroceden las décimas y los versos se abstienen como si supieran ya el nombre del poeta en quien encontraron puerto seguro. Fernando Giraldo Valencia y ahí están los pasos del palabrista, del palabrero, que ahora mismo habla con Dios en privado, y privado de esta realidad siempre transitoria, crea en el silencio desde su nueva respiración, los términos que van arrullando el sentido que exonera, el sonido que libera, y la nueva conciencia que flamea en nuestros corazones y con furor en el suyo. Toman forma en el tiempo del lenguaje sus elocuencias y en los que esperamos las palabras del Poeta.

Todos hemos asumido las palabras en algún momento, pero en definitiva ninguno encontró o tomo la palabra como Fernando para des-hacerla con la distraída intención de fomentar una etimología tan personal como su respiración…Aquí el Poeta nos enseña sus manos llenas de hallazgos tan explosivos como su incredulidad, tan eficaces como la Fe----rrr.
Ciertamente el Poeta es reo de su Libertad y conjuga sus términos con amor y mucho resentimiento, infringe más y más luz a su espíritu de monje liberado, para los que simplemente lo lean, se leerán en sus pasajes de ida y vuelta.




















Crepuscular impulso
Destino que a todos toca

Tan marginal suposición

Arraigada de cualquier forma

Abre flor ante pasada verdad

Y la vida trastocada casi no

Pasa tiempo renovada pena

Realidad echa de menos

Mayores dolores corazón

Hasta la inocente muerte

Trasumar palabras de sal

Borrosa sangre resiste

Oleaje semivivido parentesco

En las goteras del cielo

Marchitos tan pronto abiertos

Arrecian los hojos como si de apagar

Debiera el mundo remediar.













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Fernando Giraldo Valencia mayo 30 del 62 -Junio 19 de 2008

































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